Una buena historia clínica, basada en un exhaustivo interrogatorio y un completo examen físico, son las herramientas que el médico clínico debe manejar para formular una adecuada hipótesis diagnóstica y solicitar los exámenes complementarios que el paciente requiera. El tiempo dedicado a la consulta, sobre todo en la entrevista inicial, es fundamental en la construcción de una relación médico-paciente capaz de generar un conocimiento integral de la persona que solicita una evaluación por el médico clínico.
El médico clínico es un especialista de adultos, que tiene una visión integral del ser humano y que debe asumir el rol de médico de cabecera, ejerciendo medidas para la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de la patología prevalente, así como también la de alta complejidad en los diferentes niveles de atención (ambulatoria, internación, etc.), y coordinar el trabajo interdisciplinario, siempre que éste fuese necesario.
No se puede negar que la "superespecialización" de la medicina ha logrado grandes avances científico-técnicos, pero ha generado también la pérdida de la visión integral del paciente, con el agravante que ello conlleva.
Es función del médico clínico realizar la tarea integradora entre el desarrollo médico-tecnológico y las necesidades del paciente como persona que ha perdido o desea mantener su estado de salud, entendiendo como tal el completo bienestar bio-psico-social, y no solo la ausencia de enfermedad.